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Si tuviera una maquina del tiempo, además de mi original idea de ir al futuro por un almanaque histórico de los grandes eventos deportivos del siglo y volver al presente a apostar fortunas justo a mi conveniencia tendría que hacer algunas otras cosas.

Primero que nada, volvería a la prehistoria, única y exclusivamente a sentir la adrenalina de ser perseguido por un tiranosaurio o alguno de sus primos  y por un momento bajar un peldaño en la pirámide alimenticia. Es una idea estúpida y arriesgada, pero yo siempre he sido así de aventurero.

Presenciar la explosión atómica de Hiroshima en vivo y a todo color es un capricho que me gustaría cumplir. Obviamente con las medidas de seguridad necesarias.

Conocer a Arquímedes o alguno otro antiguo filosofo de abolengo a una edad en la que todavía no representara una pauta en la historia del conocimiento.

Tener una seria conversación con Albert Einstein, el tema aún no lo defino.

Dejar en claro mis cuestionamientos sobre religión, Jesús, sus milagros, Babel, Moisés y el agua abierta. Conocer a Job.

Volver a principios de siglo a ver si verdaderamente la vida era tan pelada como mi padre dice.

Corregir los errores más significativos que hayan marcado de manera infavorable mi pinchi vida.

Y ya.

Karma Police by cabeza de radio.

Mujer ingenua que sales de jerga con tu novio, amigovio o lo-que-sea a cotorrear cada viernes o sábado por la noche al antrillo de moda en tu localidad, disfrutas cada una de tus bebidas exóticas como las famosísimas y súper fresas piñas coladas, medias de seda, blue mutherfucker, sex on the beach o lo-que-sea, mientras tu finisimo acompañante degusta de la cerveza más barata del universo Kloster-maister, después de una buena ronda de regueton y demás deliciosos ritmos caribeños, ligeramente sancochada en sudor y con la fresca brisa de la madrugada golpeándote la cara te dejas llevar por un momento romántico y cegada por la gracia del ether dejas que tu romeo tome tu cara entre sus manos para besarte y llevarte a tocar el cielo, pero…

Teorema demostrado en la vida diaria.

6 de cada 7 hombres que salen a cotorrear con sus doncellas, después de ir a tirar el agua, no se lavan las manos.

Pero yo sé que el amor de todas las mujeres más grande que todos los prejuicios, nadie ha reinventado la rueda. neither you.

Paula, Zoé.