Puppy_Love
Tuesday, June 24, 2008En la secundaria tuve la suerte de gustarle a una vieja que a decir de todos era poco cuidadosa con su aspecto, esto era inversamente proporcional al chingazo de carrilla que recibía de parte de mis compas, en realidad ahora que me pongo a pensarlo no estaba tan mal la condenada, pero no le echaba ganitas, por principio de cuentas no se peinaba, y sus cabellos castaños eran un verdadero desmadre, sus calcetas aunque sexys porque parecían de lycra y largas, siempre estaban sucias, así que era una razón más para no verle las piernas tan fácilmente, en aquel entonces no había salido a la luz mi morbo, así que de sus tetas y nalgas la verdad no me acuerdo.
Su nombre ahora que lo pienso no lo recuerdo tampoco, lo que si era un hecho es que no tenía nada que hacer al lado de Marcela, la vieja que a mí me gustaba en aquel entonces, era popular, bonita, femenina, con un peinado superchilo y sus calcetas limpias, de mi salón a varios cabrones les gustaba, y de otros salones también, así que era como de lo más codiciado de mi secundaria, no tenía el camino nada fácil, tal así que nunca le dije ni madres y mis sueños de cantarle al oído je t'aime o salir juntitos a la plaza 5 de mayo se fueron directito a la chingada y ella tuvo tantos novios balines todos, por cierto, como quiso, hasta después de años le dije como corría el agua y de pendejo no me baje a mi mismo porque a decir de ella si tenía bastantes posibilidades, ni pedo.
Volviendo a la primera persona en cuestión me pregunto qué será de ella en este momento, quizás hiso algo por su aspecto y ahora aunque no sea completamente un forro mantenga un estatus de cogible ante los ojos de cualquier cabron, aunque siguiendo la media puede estar en este justo momento en la cama 109 de la sala de maternidad en la clínica del seguro social de la ciudad, débil por su cuarta cesárea en 6 años y maldiciendo la hora en que acepto otro palo con el irresponsable golpeador pelele que tiene como cónyuge, el cual mientras ella come ensalada de brócoli, pan y jugo de manzana, que el seguro social de una madre casi soltera provee, yace tirado en un catre, con una pinchi cruda espantosa, y la eminente necesidad de conseguir un poco de piedra para viajar tan lejos como pueda por unos minutos.
Que pinchis cosas.
[myselF]
1 comments:
- Mar said...
-
Ay. Qué estereotipado.
¿Por qué no piensas así de la guapetona Marcela?
Luego resulta que las niñas greñudas que no se peinaban en secundaria, terminan teniendo trabajos bien nice que todos los compañeros de escuela desearían tener.
Bueno. No, tampoco.
Pero es que... sentí feo imaginarme la escenita. Eso de las camas del seguro social y el esposo tirado de panza esperando en casa, se me hizo cruel.
Ja. - 9:49 PM