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Yo iba en quinto año, mi profesor se llamaba Julio, era bueno el señor, según los breves recuerdos que tengo, me caía medio bien, pero no pasaba de ahí, un día, para revisar un trabajo o algo por el estilo, me pare, fui con mi cuaderno en mano y con toda la seguridad de que mi trabajo estaría bien, la primaria no fue de ninguna manera un problema para mi, cuando llego hasta su escritorio le doy mi cuaderno, volteo a ver a mis compas quienes aprovechaban las revisiones de tareas y trabajos para echar desmadre, después el profesor me habla en voz alta, así con los huevos para que todos escucharan y calmaran el desmadre que tenían, lo que me dijo fue suficiente para arruinarme el día, me dijo que mi letra era horrible, y que no me revisaría hasta que la corrigiera, agarre mi pinchi cuaderno y me fui a mi butaca, el resto del día estuve serio, incluso uno de mis compas le dijo al maestro que me había pateado el hecho de que me cagara el palo por lo de mi letra, a lo que el maestro contesto objetivamente que era muy mi pedo si me awitaba, que su objetivo era hacerme consciente de mi problema y punto. Jamás volvió a cagarme el leño por mi letra, y si no fui el mejor alumno del ciclo, no había 5 mejores que yo, era bueno, lo acepto, pero desde entonces era un huevon.
En la universidad un maestro, si bien es cierto no me cago el palo me hizo un comentario con respecto a mi letra, me vio con atención mientras escribía algo de la pizarra y me dice –Que curioso, las líneas verticales de tus letras son de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo como deben de ser, después soltó una risilla y se fue el muy cabrón, pude haber contraatacado con algún buen chiste pero me hizo acordarme del profesor Julio, aunque debo decir que ya no me tiene con mucho cuidado, con un poco de imaginación mi letra es legible ahora, además si le echo ganillas si me sale chila, pero creo he encontrado una posible razón a mi letra fea, aprendí a escribir antes de entrar a la escuela, mi maestra; mi madre, obviamente no contaba con la teoría necesaria para enseñar a un niño de 4 o 5 años a escribir, entonces lo hizo como dios le dio a entender, enseñas una vez, dos veces y después a volad hijo mio, si no el señor cinturón se dará un buen baño y sin secarse hablara contigo , y así fue como aprendí a escribir, a leer y hacer mis primeras operaciones aritméticas , de modo que quizás entre con cierta ventaja a la escuela. En clases alguna vez se me ocurrió la genial idea de sugerir a mi maestra que hacer en clase, error garrafal de niño ñoño y tonto, la maestra dijo con huevos, -Yo soy la maestra, y aquí se hace lo que yo digo.- No, pues ni pedo, la pinchi pena.
Después no hubo más incidentes con mi letra, a lo mejor mejoro al grado de ser casi buena, porque legible si es, he tratado de al menos escribir de arriba hacia abajo, pero no puedo, tengo la misma incapacidad que un elefante para comer con tenedor, con el tiempo se me olvida y empiezo a mi modo original, lo que bien se aprende no se olvida, dicen por ahí, esto no significa que aprendas cosas correctas, afortunadamente mi aritmética no tuvo ese problema, y soy bueno en ella según creo, pero ah, qué cosas.