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Según alguna definición la música es la combinación de sonidos y ausencias de sonidos organizados bajo los criterios que rigen las leyes de la armonía, melodía y el ritmo, además de ser llamada por los señores que saben de letras como el arte de las musas. Preferiría está última definición, me imagino a viejas bien buenas, morenas, pelirrojas, güeritas y chinas con batas de seda casi transparente portando un violín, un arpa, un cello, una flauta, una frente a un piano y una más cautivándome con su armónica y melódica voz.

El post pasado dije que bien la música podría ser una distracción terrible mientras trabajo, ahora mismo tengo que pensar mucho más rápido y programar lo que escribo mientras disfruto de mi música, en definitiva, no puedo dejarla.

En mi etapa de adolescencia siempre quise ser guitarrista o vocalista de una banda, con mis mejores amigos soñábamos despiertos en lo que tener una banda exitosa implicaría para nuestras ordinarias y piteras vidas. Planeamos más de una de las portadas de nuestros discos, desde las sombras de nuestras rastas que caerían sobre nuestros vans retro hasta algunas más conceptuales y difíciles de explicar,  imaginarnos en un escenario de la talla del Woodstock, Family Values o el mismísimo ozzfest era el sueño de más de uno, hacer videos para canales como MTV y Much al igual que las portadas de nuestros discos, era una terapia de lo más entretenida y motivadora. Aún quiero una banda.

Hace poco vino a mi el gusto por música un poco más melódica, par de años atrás estuve a nada de comprarme un violín stradivarious, bueno, evidentemente era una imitación, pero pues bueno, dicen que de los instrumentos del viejo Stradivari ya quedan muy pocos en el globo, así que no hay tanto pedo.

Aún pienso comprar mi violín y como pasatiempo interpretar muchas de las melodías que tanto disfruto, levantarme un día, tomar mi boina, ponerme mi chaleco negro y mis zapatos bostonianos, tomar mi violín, salir a caminar por las calles llegar a una esquina, llevar el violín a mi hombro,  presionarlo con mi rostro y así conquistar muchachas con un Pour Elise, o canon in D major, como solo los grandes pueden.

Escuchando Canon in D, para variar.